Esta la cosa chunga. A los violadores se les da Viagra para que puedan fornicar en los vis a vis, por eso de sus derechos, mientras a los acosadores de Jokin la jueza se pasa por el arco de triunfo la resolución de la Audiencia de menores (La sentencia concluyó que las familias de los inculpados, además de mostrar «una falta de empatía con el sufrimiento de la víctima y su familia, desresponsabiliza a los menores agresores del desmantelamiento emocional al que condujeron a Jokin con su conducta vejatoria») y los saca a la calle. De cárcel nada, oiga. Que mejor los educan esos mismos padres que no saben que es la empatía.
Y voces señaladas socialistas predican hoy en los medios que eso de las cárceles está muy pasao de moda, como los siquiátricos, y que ya no molan.
Socializando el sufrimiento, oiga. Que los locos y los asesinos estén en su casa y en la calle, o sea en la de todos.
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