3/26/2006
He sido albañil antes de político,los cimientos de este proceso de paz están muy bien construidos.
«Los puentes con la izquierda abertzale han facilitado el alto el fuego», dice el dirigente socialista, que reclama un «nuevo abrazo histórico entre vascos»
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Jesús Eguiguren, presidente delPSE-EE, atraviesa a sus 50 años una experiencia vital y política única,que le lleva a vivir con emoción yun cierto estrés un momento anheladodurante mucho tiempo. Protagonistade un diálogo con la izquierdaabertzale que hoy reconoceabiertamente, Eguiguren rompe elsilencio que ha mantenido en losúltimos ocho meses y cree que estasconversaciones no oficiales han contribuidoa facilitar el alto el fuego.
-¿Cómo se enteró de la noticia?
-Por la radio, en el coche; esperé a ver cuál era el comunicado y vi que era importante. Y puse una canción. Desde que esperaba el alto el fuego llevaba en el bolsillo de la chaqueta una cinta de Pablo Milanés. Y me puse a cantarla en silencio, con mucha emoción por dentro: «Yo pisaré las calles nuevamente, de lo que fue Santiago ensangrentada, y en una hermosa plaza liberada, me detendré a llorar por los ausentes». Es una canción de mi generación, tan marcada por la caída de Allende. Es la época de evocar a mis hermanos ausentes, los que murieron antes. Básicamente, ahora y durante un tiempo, hay que recordar a los ausentes, a todas las víctimas que se han quedado sin ver este momento.
-¿Esperaba el comunicado?
-Éramos muchos los que esperábamos este comunicado.
-¿Cómo lo interpreta?
-Obedece a las claves políticas y mentales del mundo de ETA, que yo no puedo interpretar. Pero tiene tres cosas que le distinguen a todos los anteriores. Es un alto el fuego, no una tregua; es permanente, no temporal o indefinido, como fue en 1998; es la terminología utilizada por el IRA cuando decidió parar definitivamente. Y, luego, el resto el comunicado incluye referencias al pluralismo y al proceso democrático. Cualquiera que sepa cuál ha sido la vida de este país en las últimas décadas saben que es un comunicado totalmente distinto. Esperemos que los hechos lo demuestren.
-Pues también hay desconfianza y escepticismo
-Es normal, pero tengo la sensación de que es distinto.
-¿Estamos en el principio del fin?
-Creo que sí, pero el tiempo lo dirá. Este comunicado y lo que está ocurriendo estos días son los primeros pasos de un cambio de época en el País Vasco en el que por fin vamos a entrar en el terreno de la convivencia, de los consensos políticos y donde la pesadilla que hemos vivido será cosa del pasado. Un tiempo nuevo.
-¿Supondrá el fin de la extorsión y la 'kale borroka'?
-Claro, no tiene sentido si no es un alto el fuego que abarca todos los aspectos. ETA siempre puede decir que la 'kale borroka' no está inducida por ellos, pero estos fenómenos se van a terminar de forma radical. Y si no se terminan de forma radical querrá decir que no estaríamos ante las condiciones para empezar un nuevo tienpo.
Tres premisas
-Habrá que verificar si es un movimiento auténtico.
-Lógicamente, a todos nos hubiera gustado una noticia en la que ETA anuncia su disolución inmediata y la entrega las armas, pero todos sabemos que en este tipo de procesos las cosas no son tan sencillas. El único factor que necesitamos es un poco de tiempo para comprobarlo. No sé si habrá más comunicados, pero la prueba de fuego son los hechos.
-¿Zapatero debería realizar movimientos en política penitenciaria?
-El Gobierno tiene muy clara cuál es su hoja de ruta. El Ejecutivo necesitaba tres premisas para poder hacer algo.Una, que ETA declarase un alto el fuego. Otra, que los hechos demostraran que ese alto el fuego era total y en serio. Y la tercera, que hubiera un mínimo entendimiento entre los partidos para valorar que había una voluntad inequívoca de cese definitivo del terrorismo. A partir de estas condiciones, el presidente intervendrá con la resolución del Congreso, dando paso a un proceso de diálogo entre ETA y el Gobierno.
-¿Esto acabará con la izquierda abertzale actualmente ilegalizada presentándose a las elecciones municipales?
-Eso depende de ellos. En un escenario de normalización, es lógico que la izquierda abertzale participe como un partido más en el juego político. Para eso tendrán que poner en marcha las correspondientes iniciativas para poder acceder a la legalidad. Se ha dicho que no se va a derogar la Ley de Partidos, el alto el fuego es un factor nuevo y Batasuna tendrá que apostar por las vías democráticas, descartar todo recurso a la legitimación o al aprovechamiento de cualquier actividad terrorista. Les corresponde a ellos adaptarse a la legalidad.
-¿Usted ha dialogado con Arnaldo Otegi en los últimos cuatro años? ¿Sus conversaciones con dirigentes de Batasuna para qué han servido?
-Aunque contactos oficiales entre el PSOE y Batasuna no hayan existido, los dirigentes del socialismo vasco hemos cumplido con nuestras responsabilidades y nuestras obligaciones y hemos trabajado. El diálogo con la izquierda abertzale ha sido muy útil para llegar a este punto al que hemos llegado, aunque, en teoría, ni Batasuna ni los socialistas hemos hablado de forma oficial. Pero los intercambios de impresiones que ha habido jamás han buscado un interés politiquero o partidista de perjudicar al Gobierno o a este u otro partido. Se ha tratado siempre de beneficiar a la pacificación y a la normalización. Bastante se ha hablado ya de todo esto, se sabe más o menos lo que ha habido y esto ha sido muy útil.
Sin concesiones
-¿Ha facilitado el alto el fuego?
-El alto el fuego no lo ha tomado Batasuna, es cosa de ETA; no conozco los vericuetos internos a través de los cuales se toman estas decisiones. Espero que haya contribuido, aunque no tengo ninguna constancia oficial. Lo mismo que el PSE cuando hablaba con Batasuna se representa a sí mismo, Batasuna, cuando habla con el PSE, se representa a sí misma. Pero los puentes que ha habido lo han facilitado, claro.
-¿Ha sido usted uno de los intermediarios con ETA?
-Sobre esta cuestión se han pronunciado ya durante estos días otros dirigentes del Partido Socialista y no tengo nada más que añadir. Hay muchas especulaciones y muchos rumores. Algún día se sabrá toda la verdad. En todo este tiempo, los socialistas vascos hemos cumplido con nuestra obligación y nuestra responsabilidad, que siempre ha sido trabajar por la convivencia y por la paz en el País Vasco. Los socialistas vascos, como otros muchos, hemos hecho nuestros deberes, a veces en momentos bien dramáticos. Hemos contribuido a abrir esta fase política y estamos muy satisfechos de haberlo hecho.
-¿Con concesiones al nacionalismo?
-En absoluto. Ni somos apaciguadores, ni filonacionalistas, ni hacemos concesiones al nacionalismo. El socialismo vasco, además de tener que sufrir esta situación de presión terrorista, ha sufrido muchas veces la incomprensión de quienes, aparentando ser los defensores del antiterrorismo o de la españolidad, se han dedicado a atacar o a machacar a gente que en este país estaba defendiendo estos principios constitucionalistas y autonomistas. Son pequeñas injusticias y agravios que podemos tener todos. Después de lo que ha ocurrido, ha merecido la pena.
Fe ciega
-¿Optimista, entonces?
-Soy realista, que uno ya no está para pecar de ingenuidades, sino bastante escarmentado. Tengo una fe ciega en que este proceso de paz va a salir bien.
-¿A pesar de los fracasos anteriores?
-Por eso, todo el mundo sabe que habrá riesgos y habrá crisis. Pero, esta vez, los pilares y los cimientos del edificio están muy bien construidos y eso permitirá que esto salga bien.
-¿Será el cierre final de la transición?
-Creo que sí; para el País Vasco, va a ser la apertura de una época de paz y convivencia. Y para España, va a ser cerrar la última herida pendiente que tenía mucho antes de la transición.
-¿Se sigue el modelo irlandés?
-Todas las situaciones tienen sus similitudes, y en el terreno metodológico está casi todo inventado, pero, en este tema, nos equivocaríamos si pretendiéramos una vía irlandesa. Hay que aplicar la vía vasca, mucho más natural, que obedece a un esquema de resolución de los problemas con instrumentos de la historia de este país: pacto, consenso y concertación.
-¿Y si Otegi va a la cárcel por orden del juez Grande-Marlaska? ¿Qué consecuencias puede tener?
-Desde el pleno respeto a la Justicia, me gustaría que en toda esta materia se tenga en cuenta la nueva realidad. Determinadas medidas cautelares podrían replantearse a la luz de este escenario. Pero lo digo desde un absoluto respeto al juez. Es evidente que Otegi tiene un papel clave en la izquierda abertzale.
-¿Usted cree que este tipo de actuaciones judiciales pretendieron dinamitar el alto el fuego, como esgrimen algunos medios nacionalistas?
-He sido albañil antes de político e insisto en que este proceso tiene buenos pilares y buenos cimientos. Cuando la casa tiene buenos pilares y buenos cimientos, no se cae.
-¿Qué le diría a Zapatero?
-Que siga adelante porque no hay nada mejor para la grandeza de España que un País Vasco arrimando el hombro. Los vascos dan mucha guerra, pero, cuando hacen la paz, son absolutamente leales y un punto de apoyo fundamental para la nueva España.
Buen ritmo
-¿Qué nota en la calle en los últimos días?
-Que ha llegado una primavera de paz. Propios y extraños se van a sorprender por la rapidez con la que vamos a ir afianzando este nuevo tiempo y por la rapidez con la que se van a cerrar las heridas y puede llegarse a la reconciliación. Estamos en puertas de un nuevo abrazo histórico entre vascos, de una nueva época de hermanamiento que va a enterrar odios.
-Pero antes también habrá que buscar un acuerdo político
-Lo que tiene que quedar claro es que la paz y la libertad no serán el fruto de ese nuevo acuerdo político. Ese diálogo tiene que estar libre de cualquier tipo de tutela de ETA. Los socialistas vascos queremos que esas decisiones se adopten a través de mayorías transversales. No tiene sentido un acuerdo político adoptado exclusivamente por nacionalistas o por autonomistas. Para eso ya está el Parlamento y las instituciones. Si se hace una mesa es para que haya un consenso más amplio, pero habrá que hablar con los partidos para saber cuál es la configuración de esa mesa, su procedimiento. No debe haber un resultado previamente establecido, como ha dicho el lehendakari, al decir que la mesa de partidos tiene que adoptar un acuerdo en torno al derecho de decisión o de autodeterminación. Si ya se sabe cuál es el resultado final, ¿para qué vamos a estar los socialistas ahí si estamos en desacuerdo desde el principio? A esa mesa hay que ir sin apriorismos y sin condiciones previas. Más que el contenido, lo importante es el acuerdo mismo. Hay que aparcar el partidismo.
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