El PP, víctima de sus lastres y complejos, no acaba de dar la talla en estas batallas que se van librando. Tímidos intentos, a destiempo ya como el referéndum sobre "España si o no", se desdibujan quedando trazos borrosos sin gran efecto.
Hundido en Cataluña, la actitud gallardonista de Piqué de subir a las próximas elecciones al ring con las manos atadas a la espalda para no provocar reacciones en su adversario es cuando menos angustiosa.
La gente quiere salir a protestar y, si se pudiese enlazar esta rabia contenida con la que arrastra el personal estilo Francia, (el doble de paro el doble de precariedad), por alguna mente rubalcabiana quizás fuera tan explosiva la mezcla como comburente este gobierno.
Entre el selecto grupo de enlaces de VC destaco hoy el de Pio Moa, querido maestro en las artes de la guerrilla, que a lo que veo intenta dar pautas para este movimiento reivindicativo de España.
Conviene que sigamos su blog estos días;
Qué hacer. Primero, lo que puede hacer cada uno. Se trata de la lucha por la opinión pública, contra el alud de embustes y charlatanería anestesiante difundidos por la mayoría de los medios de masas. Hace meses, Rajoy prometió mover a todos los militantes de su partido para explicar a la gente la gravedad de la situación. Los trescientos mil afiliados del PP dedicados a difundir y discutir un pequeño manifiesto aclaratorio de los hechos y llamando a la movilización, contrarrestarían en gran medida a los medios de masas, pues cada afiliado puede influir en el círculo de sus amistades y familiares, compañeros de trabajo, etc. La Siniestra Alianza vio el peligro y se echó encima de Rajoy. Por supuesto, la cosa quedó en agua de borrajas.
Pero cada uno se nosotros puede hacer lo que no harán los militantes del PP, al menos siguiendo las órdenes de su partido. Un ejemplo: cada día salen en determinados periódicos, en Libertad Digital especialmente, artículos clarificatorios de diversos autores. Mientras la difusión de ellos sea restringida, no podrá competir con las televisiones o la mayoría de las radios y periódicos, y por eso la Vil Alianza no siente excesiva preocupación. Pero si miles de personas amplían su difusión a través de internet, de fotocopias o comentarios en sus círculos de conocidos, el panorama cambiará mucho. Este es un trabajo muy simple, que cada cual puede hacer por su cuenta. Y muy eficaz, aunque no debemos esperar un cambio radical, de la noche a la mañana, en una gente sometida durante largos años a la propaganda liberticida.
Para recurrir a la mayoría deseosa de paz y libertad es preciso llegar a ella, y la evidente dificultad reside en que casi todos los medios de masas están en poder de la Siniestra Alianza. Pero un problema no es una imposibilidad, salvo que elijamos la pasividad y la renuncia a pensar. Ayer comentaba algo de lo que puede hacer cada uno, por su cuenta, en su ámbito particular, sin mucho esfuerzo y con solo un poco de empeño y paciencia. Miles y decenas de miles de personas activas pueden disminuir enormemente el efecto embrutecedor de los medios de masas y desprestigiarlos.
La actuación a este nivel individual y disperso es imprescindible, pero no suficiente. Muchos la preferirán y de hecho ya la vendrán realizando por su cuenta. Otros, en cambio, desean trabajar en asociaciones, que, cuando funcionan bien, multiplican la eficacia. Hoy están surgiendo espontáneamente numerosas asociaciones, pero tiene que haber muchas más. En cada población, barrio o facultad debieran irse formando, aunque al principio se compusieran de muy pocas personas. No obstante, los grupos pueden resultar frustrantes y entorpecedores cuando no se observan algunas reglas elementales. De esto también hay que hablar.
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