12/25/2005

Crónicas navideñas vascas-vascas

Como sea que estoy en la cresta del iceberg, aquí en el norte, y es un observatorio adecuado para otear las nuevas realidades sociales de nuestro laboratorio ibérico, os paseo conmigo por mi pueblo.
El caso es que ayer y en el portal de casa, como en todos los demás, tenemos una nueva oferta de empleo, por supuesto en el nuevo vascuence, de español ni traza.
Y no es para menos, se dirige exclusivamente a vascoparlantes la oferta, de peones, de jardineros, de lo que sea pero para ese ¿20-30%? de adultos que hablan neoeúskaro...¿comprenden la lógica?

Es lo usual, no os vayaís a pensar que esto sea anecdótico, ya que para TODO puesto de trabajo dependiente de la administración, la que sea, diputación, gobierno Vasco, ayuntamientos, o quienes dependan de ellos, TODOS, se exige el requisito linguístico discriminador. O hablas batúa o al paro.
Discrimina a la mayoría de la población, aunque sería igual de injusto si discriminase a una minoría, supongo.

Bajo a dar una vuelta y me topo con la cabalgata del Olentzero, ese carbonero panzudo con boina que baja del monte a repartir los regalos de navidad a los niños. Y es que no han tenido otro modelo estos chicos que se dedican a inventarse la patria día a día que un carbonero de casa para sustituir nada más y nada menos que ¡a los Reyes Magos!

Unos personajes tan exóticos como singulares, Melchor Gaspar y Baltasar, ahí os duele peneuveros, que ya tenemos al morenito integrao desde siempre, no como vosotros que descubrís en el tercer milenio que los vascos de ahora mismo están naciendo en Senegal, que mira que soís pasotas.
Tan exóticos y tan misteriosos que venían de remotos desiertos y arcanas civilizaciones, aliadas ya entonces en la razón y el sentido común.
Guiados por estrellas fugaces (contenidas) y con séquitos y regalos tan fantásticos que olían hasta los nombres.

Y a cambio de todo esto y más, esa espera monacal hasta Reyes, el éxtasis de ESA noche, la libertad de elección entre el pelirojo el rubio o el moreno, los pajes, los camellos... ¿que tenemos?...
Un tío gordo que baja del monte de al lado de casa con una carreta tirada por asnos o bueyes, empapelada de fotos de presos etasunos, vascos y españoles, que de todo hay en la viña.

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Nos podemos imaginar los sueños infantiles despertados por esta creación de Sabin Etxea( la Casa de Sabino, can Sabino que diría Carod).

Pero los niños, que no son tontos, miran al olentzero disciplintes, piden los regalos en casa y aguardan al día de Reyes.

Amos anda.

No todo está perdido. Y contra mas grandes sean las cadenas antes nos hartaremos.

Lo malo es que para esto hará falta lo que yo me sé.

Debe ser la rueda de la vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es usted un pelín neonazi, miedito da esta paginucha