'España no es una Nación de naciones sino una Nación de personas libres e iguales', dijo Rajoy ayer en una concentración en defensa de la Constitución de 1.978. Esa definición es la clave de toda la arquitectura constitucional surgida de la independencia americana y la revolución francesa. Desde entonces las personas, libres e iguales, han sido los sujetos de los derechos o no existe la democracia. Durante el siglo XX hubo quien colocó la raza o la clase como sujeto de derechos, subordinando al individuo a la categoría de mero instrumento comprometido con la consecución de unos objetivos dictados por el "gran timonel" de turno. Los resultados de esos experimentos colectivistas los conocemos todos pero podemos refrescar la memoria en Auschwitz, Camboya o Sbrenica. Ante el regreso de scamots y pioneritos resulta necesario recordar que la democracia sólo existe allí donde hay personas libres e iguales.
e-Pisko
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