En esto parece acabar nuestra sociedad edonista, en la sumisión ante la violencia. Tampoco resulta extraño.
Tan sólo hace dos semanas expulsaban de su casa a Hirsi Alí sus vecinos, temerosos de tener cerca a alguien amenazado por los violentos.
Yo que soy un vasco no nacionalista entiendo de este tema. Que tus vecinos te miren mal, te hagan el vacio y al final manifiesten abiertamente que molestas a "la comunidad" es algo cotidiano en esta vasquilandia loca en la que vivo.
Y van más lejos, ayer leía la noticia, la van a expulsar de Holanda basándose en irregularidades de su pasaporte, obtenido a la desesperada cuando huía de su familia.
Una familia estricta seguidora de la sharía que, además de clirecterotomizarla pretendían casarla a la fuerza.
En este blog hemos seguido a esta mujer admirable, esperemos que no consigan acallarla y podamos disfrutar aún de su coraje.
Somos una sociedad reblandecida, en la pedimos más que damos, de hecho pedimos todo cuando no estamos dispuestos a dar nada. Queremos gobiernos que se encarguen de solucionar los problemas, pero sin que molesten. Queremos no esforzarnos en la educación, el estudio o el trabajo, pero queremos cada vez más y más confort, gadgets para consumir y despilfarro.
Cómo esta sociedad en la que el tráfico de esclavos florece mientras discutimos quien es responsable va a ser capaz de responder de otra forma...
Leo de última hora que Verdonck, la diputada del mismo partido liberal que pretendía ilegalizarla, pliega velas ante la ofensiva de todas las fuerzas parlamentarias.
Menos mal...
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