Es ésta una cuestión que está ocupando mentes privilegiadas, pues dada la absoluta impunidad con que el presidente por accidente nos regala sus babosadas la actualidad raya el esperpento.
Arribó con la enseña del talante subido encima de una pila de cadáveres, y desde el primer día se dedicó, con saña, a odiar a España (está llena de fascistas) y a cambiarla por su cuenta.
El ama "otra" España, aquella del 34 nos cuenta mientras presume de rojo.
Y cuenta con respaldo.
Presume cada dos respiraciones de amor al prójimo, de solidario, de justo "socialmente"... mientras se dedica a fortalecer las mafias, (políticas, empresariales, de traficantes de humanos, de paramilitares europeos, árabes o chinos), a armar dictaduras filocomunistas o a marginar por decreto a ¿medio? país por "fascista" y por agredir a Bono.
Dentro de la vorágine empero, hay puntos refulgentes, frases o conceptos que remacha desesperado. La de estos días "primero la paz y luego la política", bate récords.
Porque tan evidentemente mentira, por mucho que su carita de ángel desteñido hociquee mohines aprobatorios, resulta intragable hasta para sus más encendidos seguidores. Refutar lo obvio aburre.
Y es el caso que en un blog en el que trasteo encantado esta cuestión de la tontura supina del rey despelotado suscita controversias. Algunos piensan ante la evidencia descarnada que ZP si es mas bobo no nace mientras otros recordamos la cantidad de seguidores del bobo y que, detrás del muñeco, está la mano rubalcabiana que lo mece.
Ergo...
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