El gobierno decide ahora ilegalizar a los partidos políticos representantes de Eta que justifican sus crímenes. Lo cual no deja de ser asombroso, toda vez que siguen en el parlamento vasco sus cargos electos representando a los ciudadanos con otras siglas desde hace años. El PCTV.
Y todo perfectamente evitable si esas candidaturas proterroristas hiciesen tan sólo una declaración pública, de bien pocas palabras. "Condenamos el uso de la violencia". Con esa media docena de palabras el psoe hubiera saltado de contento y ahora estaría hablando de nuevo de los hombres de paz en vez de los que apoyan el terrorismo. Nunca algo hubiera salido tan barato.
Claro que para los fundamentalistas políticos que padecemos eso es algo inimaginable. Su yihad integrista no admite críticas ni componendas.
La respuesta de Eta no se ha hecho esperar y dos coches bomba explotan hoy en Madrid. En Cataluña ya no tienen esos problemas gracias a los pactos con los terroristas de sus gobernantes nacionalistas.
Ahora y gracias a la política que dicen de izquierda de nuestros gobernantes no sólo es en vasquilandia donde te apedrean por pedir educación en castellano, también en Cataluña, y se convierte en normal que en otras regiones españolas los racistas del volkgeist, herederos de Hitler en ideas y sentimientos, vayan ocupando poltronas en las administraciones imponiendo sus ideas. Le llaman progreso.
Mientras esto sucede la economía española basada en la especulación masiva se hunde. La burbuja inmobiliaria, fuente de pelotazos para las administraciones y los allegados al poder durante treinta años ha explotado. Pero los responsables, esos políticos que tan buenos réditos han sacado a la especulación salvaje lejos tan siquiera de poner nombres y apellidos al problema ni lo nombran, como ZP con la crisis. Y el presidente no explica que la solución llegará, no de poner precios reales a las cosas si no del esfuerzo de los trabajadores. Para echarse a temblar. Los mismos trabajadores que tienen que dar cuarenta millones al banco para pagar algo que vale diez.
Y a seguir mirándose el ombligo. El gobierno vasco por ejemplo nos asegura que no hay temor a la crisis, porque los vascos somos mas listos y mejores que el resto del personal y aquí los problemas son siempre menores. Aunque en vasquilandia la especulación salvaje halla llegado a sus máximas cotas. Le da igual porque somos diferentes dice.
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