7/25/2006

Pinceladas contenidas, un sueño cumplido.

Hoy he cumplido uno de mis sueños. Un deseo que desde la infancia era un tormento.
Me explico. Soy un devoto del relámpago de chocolate. Si, un pastelillo.
De los relampaguitos, sería más exacto, que me privan.
¡Pero los oscuros eh!, nada de blanquitos ni acaramelados, que yo para esto soy muy racista.Me gustan los negros y punto.
Se da el caso que desde mi más tierna infancia, en las fiestas familiares donde se solían ver las bandejas de pasteles, ya saben la típica docena (o dos si el personal era abundante).
Muy variados y
apetitosos a la vista en su multiculturalidad. El borracho, el de nata de aplastar en los morros, el de arroz, el merengado y los bizcochitos, el brazo de gitano o las caracolas de hojaldre y algún otro y, claro, uno o dos relámpagos, usualmente uno blanco y otro negro y a ...veces, el acaramelado, que es un poco gay.
Y aquí empieza mi desdicha. Por el de arroz no había problema, siempre para mi madre, pero de los demás todo el mundo hacía caso omiso excepto para dirigirse como buitres carroñeros a por mi(s) relámpago(s) de chocolate.
Huelga decir que todos conocen mi debilidad. Y que soy a mucho orgullo el garbanzo negro de mi familia. Me llaman rompetechos.Así que les sirvo de nexo de unión para descargar tensiones, algo así como el PP y los antiPP.
Comenzó entonces a una tierna edad, una de las disquisiciones filosóficas que me acompañan de por vida, como la del proceso por el cual las sociedades desarrolladas son proclives al nazismo o, porqué las mujeres disfrutan paseando con las tetas en la mano mientras se quejan de que las deseen.
Quizás la mas cruel o la que peor he podido descifrar. La aparentemente baladí cuestión de por que la las bandejas de pasteles no llevan un 50% al menos de relámpagos de chocolate, dado que estadíticamente y con un margen menor del 0,3% de error en mis estimaciones a lo largo de cuarenta años, más del 50% del personal opta por el relámpago de chocolate (negro) a la primera de cambio. Mis discusiones sobre este tema, cada vez que algún mayor iba a comprar los pasteles, siempre fueron inútiles. Siempre se imponía la variedad multicultural de la oferta variada, muchos colorines y frutas confitadas. Muy bonito pero un asco a la hora de comer. Y dependiendo, dos o tres o media docena a la basura, sobre todo ahora que en los minipastelillos utilizan cestillas de un bizcocho industrializao duro como un zapato, rellenas de cualquier mariconada que no hay quien se la coma. Pero hoy como digo, he cumplido mi sueño. He bajao a la tahona a por pan y allí tienen pastelillos los días de fiesta como hoy. Hacen pocas variedades, la verdad, y se lo agradezco.Pero voy más lejos y como las currantas son majas, les pido todos los relampaguitos negros que tienen y me vengo feliz para casa.
Voy a la nevera a comer otro.
:)


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