7/02/2006

¿DE VERDAD SABEMOS LO QUE OCURRIÓ EL 11 M?

El 11 de marzo de 2004, tres días antes de las elecciones generales españolas, estallan 10 artefactos explosivos en cuatro trenes de cercanías de Madrid. Mueren 192 personas y otras 1500 resultan heridas. Las explosiones se producen a primera hora de la mañana afectando a los trenes situados en la estación de Atocha, frente a la calle Téllez, El Pozo y Santa Eugenia.
Tres convulsos días después se produce un brusco cambio de gobierno.
A más de dos años de distancia ¿conocemos realmente lo que ocurrió? La versión oficial nos asegura que el caso está resuelto y que los autores se encuentran perfectamente identificados ¿Debemos creer estas afirmaciones? Veamos.

La versión oficial de los hechos.

La versión oficial sostiene que, a partir de la denuncia de un portero, la policía interviene una furgoneta Renault Kangoo en Alcalá de Henares, localidad de la que partieron los trenes. Trasladada esta furgoneta a dependencias policiales, se encuentra en su interior una cierta cantidad de explosivo, una cinta de rezos musulmanes y varias prendas de ropa. Los terroristas habrían utilizado este vehículo para desplazarse hasta Alcalá con las bombas y tomar allí los trenes.

Algo más tarde, los objetos recogidos en la estación de El Pozo tras las explosiones, son trasladados a la comisaría de policía de Puente de Vallecas. Sobre las dos de la mañana del día siguiente (han pasado unas 19 horas desde el atentado) un policía descubre, entre estos objetos, una bolsa de viaje que contiene una bomba de unos 12 kilos de peso y que, supuestamente, ha pasado desapercibida al ser confundida con el equipaje de los viajeros. Contiene un teléfono móvil preparado para que su alarma-despertador active el explosivo pero el artefacto no ha estallado por tener los cables desconectados. Gracias a este hallazgo se detiene el día 13 de marzo, jornada de reflexión, a cinco personas que trabajaban en las dos tiendas donde se vendieron el móvil y la tarjeta. Poco después cuatro de ellos serían puestos en libertad por falta de pruebas.

Tres semanas después, la policía localiza y rodea un piso en la localidad de Leganés, entablándose un largo tiroteo con sus ocupantes. Cuando, tras evacuar a todos los vecinos, los agentes intentan entrar, una tremenda explosión arrasa el edificio matando a los siete ocupantes. La versión oficial sostiene que los atrincherados en el piso, unos islamistas peligrosos, se suicidaron al verse rodeados y los muertos son identificados como autores materiales del atentado del 11 de marzo. Por fin, todo puede explicarse: los terroristas, unos peligrosos islamistas relacionados con Al Qaeda, llegaron a Alcalá, montaron en los trenes, pusieron las bombas y, tres semanas más tarde, al verse rodeados por la policía, se suicidaron haciendo saltar por los aires el edificio. Todo resuelto, caso cerrado o ¿quizás no?

¿Qué falla en la versión oficial?

La historia que se ha contado acerca del 11M va resultando menos verosímil según se va examinando un detalle tras otro. La furgoneta Renault Kangoo, encontrada en Alcalá, mostraba a todo el mundo que se trataba de un atentado islamista ya que, una vez registrada en la Central de la Policía, se encontró una cinta con rezos musulmanes, unas ropas con restos orgánicos de los imputados y una cierta cantidad de explosivo. Pero algunos detalles no acaban de encajar. Antes de ser llevada a la Central de la Policía, la furgoneta había sido abierta y registrada in situ por los policías de Alcalá, que declararon no haber visto en el interior de la furgoneta ninguno de los objetos que más tarde fueron encontrados. Mas aún, en la calle y en presencia de muchos vecinos, periodistas y cámaras de televisión, la furgoneta fue examinada por dos perros de la policía, que no detectaron la presencia del explosivo a pesar de estar especialmente entrenados para ello. Además, no apareció ninguna huella ni resto orgánico de los imputados en parte alguna de la furgoneta: tan sólo en las ropas “halladas” en su interior, ropas que los policías de Alcalá no habían visto en la primera inspección ¿Fue utilizada la furgoneta por los terroristas? A la vista de los hechos hay que dudar de tal extremo. Mas bien los indicios parecen señalar que alguien pudo colocar a posteriori los explosivos, la ropa y la cinta como pruebas amañadas para incriminar a los imputados.

La bolsa bomba encontrada en la comisaría de Vallecas, casi 20 horas después de los atentados, permitió realizar las primeras detenciones a partir del teléfono móvil que contenía pero hay algunos detalles que conviene no perder de vista. Esta bolsa bomba procedía, presuntamente, de la estación de El Pozo y fue cargada, “por descuido”, entre las pertenencias de los fallecidos. Sin embargo, por la mañana, los artificieros de la policía habían revisado hasta dos veces, de forma concienzuda, todos los objetos que quedaron abandonados en la estación y no detectaron esta bomba, cuando una bolsa de 12 kilos tendría, por fuerza, que haber llamado la atención. Más aun, el jefe de policía responsable de la recogida y transporte de los objetos en esta estación declaró ante el juez que esa bolsa de viaje no se encontraba entre las que ellos recogieron. Además, la bomba no estalló porque el que la fabricó ¡no se había tomado la molestia de empalmar los cables¡ ¿Procedía esta bomba realmente de los trenes? A la vista de los hechos, hay que dudar de tal extremo. Más bien los indicios llevan a sospechar que alguien pudo fabricar la bomba de Vallecas, horas después de los atentados, de forma que no pudiera estallar y colocarla entre las pertenencias de los fallecidos, como una prueba amañada para incriminar a los imputados.

La explosión del piso de Leganés cerraba el círculo: los principales culpables se suicidan, llevándose a la tumba todos los secretos sobre la organización del atentado. Sin embargo, algunos detalles no cuadran con la versión oficial. A pesar del pretendido tiroteo entre los atrincherados y la policía, tan sólo se encontraron, tras la explosión, cinco casquillos y ningún agujero de bala en las inmediaciones. Además, en lugar de provocar la explosión para matar al mayor número posible de personas, tal como acostumbran los islamistas suicidas, estos “terroristas” esperaron a que todos los vecinos saliesen antes de hacer estallar el edificio. No sólo eso, al final resultó que, en lugar de miembros de Al Quaeda, la mayoría de los imputados eran delincuentes comunes y todos ellos confidentes policiales o controlados y vigilados por las fuerzas de seguridad desde mucho tiempo antes del atentado. Por último, no había huellas de los imputados en parte alguna de la vivienda y uno de los muertos fue encontrado con los pantalones puestos al revés ¿Se suicidaron realmente estos imputados? A la vista de los hechos, es razonable dudar de esta versión. Mas bien los indicios llevan a sospechar que los hechos pudieron ocurrir de una forma muy distinta a la que nos han contado.

La conclusión es que, a día de hoy, todo son dudas sobre la autoría, las pruebas y demás detalles relacionados con el atentado. Nosotros queremos, necesitamos saber la verdad ¿tu no? Para obtener más información entra en:

Fondo Documental sobre el 11 M
Enigmas del 11 M
Blog de Luis del Pino

Redebre

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