6/12/2008
Princesas de porcelana, tips para ser perfectas las proanas y promías
El título de esta entrada viene a cuento de las personas que buscan en adelgazar la clave de la felicidad de su existencia.
Se supone que la cosa va de que cuanto mas delgadas, mejor y mas guapas. Y la verdad, no hay cosa mas triste y desangelada que esos físicos espectrales que lucen quienes se enquistan en la idea de la delgadez como meta superior.
Quede claro una cosa, no me atraen las gorditas, de hecho la única experiencia sexual frustrante la tuve con una que me ligó hace ya muchos años y con la que no pude echar un polvete siquiera y bien que lo intenté. No era fea, pero sus michelines consiguieron reducir mi herramienta a su mínima expresión, muy a mi pesar.
Pero una cosa es que te gusten mas bien delgadas y te pierdas en un culo inmenso y otra muy distinta esas chicas que sólo muestran ángulos agudos en sus anatomías abreviadas hasta el final. Cinturitas finas si, pero con curvas al lado, que quereís que os diga princesas.
Porque una cosa es tener un peso ideal, de x kilos, y otra muy distinta emperrarse en quitar gramos como sea, sin una idea clara de que queremos ser. ¿Unos espectros de 35 kilos que han perdido cualquier idea sensata de belleza?
Porque si de belleza se trata, princesitas de cristal, no hay nada mas opuesto que esos cuerpos demacrados, como de noticia de telediario de cualquier crisis alimentaria del tercer mundo, donde vemos personas consumidas por la inanición que nos ofrecen un dantesco panorama de su situación. No hay nada mas feo y repulsivo, además de triste que esos esqueletos con pieles que parecen pellejos de quienes están mas cerca de la muerte que la vida.
Así que os pido que reflexioneís, siempre se está a tiempo, y os deís cuenta de que una chica con 55 kilos puede ser preciosa, con 45 una pena y con 35 un adefesio repulsivo.
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