11/26/2006

Me has rayao el capó con la frente chaval

Sale un coche de una salida de un aparcamiento sin observar que circula una moto, la colisión es brutal, empotrándose el ciclomotor y su ocupante, una chaval de dieciseís años contra el ford focus.
La moto impacta contra el morro en el ángulo izquierdo y el piloto se estampa contra la puerta, reventando el cristal con la cabeza, casco de por medio.

Tras el impacto el conductor del coche, hombre de cincuenta años, se dirige al chaval, que se levanta y se quita el casco tambaleándose, y comienza a imprecarle.
Durante cinco o diez minutos el hombre no cesa de chillar al muchacho, que apenas se tiene en pié, mareado y confuso, con pérdidas parciales de visión y chorreando sangre de un corte en el mentón y lleno de cortes y arañazos, con un hombro paralizado y una rodilla trompicada.

Pasa por allí en su coche una tía del herido que oye como la llama desesperado, para y al ver lo que pasa le atiende y tranquiliza y llama inmediatamente a su casa, con lo que baja su padre en dos minutos y se hace cargo de la situación, mete al chaval en en el coche y lo abriga mientras esperan a la ambulancia, que se lo llevará inmediatamente al hospital, donde pasará la noche.

El conductor del coche, mientras tanto, no ha hecho otra cosa que preocuparse de su coche, reforzado según dice, flamante y nuevecito, asegurado a todo riesgo, por que tiene rota la puerta y un bollo en la aleta y el parachoques roto.

Este hombre, viudo, tiene una única hija de la misma edad que al chaval que ha atropellado, al que ha estado a punto de matar dos veces, una con el coche y e nuevo tras el mismo, al no centrar su preocupación en el herido y en que no se mueva, además de la bronca descomunal, los chillidos y de hacerle sacar los papeles del seguro de la moto, le pedía que retirase los hierros retorcidos con dos ruedas del medio de la carretera, (él quitó su coche).
Si el chaval hubiera tenido roto el cuello o la espalda, o alguna lesión interna, éste energúmeno bien hubiera podido rematarlo, con su actitud, en vez de atenderle como nos repiten desde hace años en los spots televisivos, NO MOVER A UN ACCIDENTADO.

Luego ha resultado, como suele suceder, que cuando este hombre enviudó y quedó sólo con su hija pequeña, una maestra le ayudó especialmente a la niña.
La madre del chaval que ahora ha atropellado y denegado su auxilio, preocupado tan sólo por quién tenía la culpa del accidente y por su flamante coche nuevo a todo riesgo.Que el atropellado pudiera tener la cabeza rota no se le pasó por l cabeza o directamente le importó un bledo.

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