11/16/2007

Memoria histórica, las Solovki


Las Solovki.-->>

Murió Derfel. Un comunista francés que había pasado incluso por las canteras de Cayena. Además del hambre y del frío, Derfel sufría moralmente: no se quería creer que él, un miembro de la Kominterns, había ido a parar aquí, a un penal soviético. Y su horror habría sido menor si hubiera comprobado que no era el único en aquella situación. Pero todos los demás con quienes había llegado al lugar, con quienes vivía y con quienes se estaba muriendo eran iguales que él. Era un ser pequeño y débil; las palizas se estaban poniendo de moda… Un día el jefe de la brigada le dio un golpe, un simple puñetazo, sin más, para como quien dice mantener el orden, pero Derfel cayó al suelo y ya no se levantó. Murió de los primeros, fue de los más afortunados. En Moscú trabajaba en la TASS de redactor. Dominaba bien el ruso.
- En Cayena se estaba mal también –me dijo en cierta ocasión-. Pero aquí se está muy mal.

La memoria histórica del gulag, un breve relato del horror,
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